Venecia, belleza en el agua

 

 

 

 

Venecia es una ciudad de grandilocuencia teatral, un decorado fascinante de palacios, museos y piazzas a ras del agua que parecen no tener fin.

 Construida sobre una laguna en el norte del mar Adriático, en este escenario es fácil sorprenderse con la Venecia monumental, animada y dinámica que se extiende en torno al Gran Canal y a la Plaza de San Marcos, pero, sobre todo, con la Venecia íntima y escondida de sus pequeñas callejuelas, sus ‘campos’, iglesias y puentes por donde pasa la vida de un lugar de soberana belleza que flota oníricamente sobre las brumas de sus pequeños canales.

Todo el mundo cuando llega Venecia se queda perplejo, no solo por encontrar una ciudad europea sin coches en pleno tercer milenio sino y sobre todo al contemplar su imponente canal en el parecen haberse depositado los palacios más bonitos del mundo, uno al lado del otro en una sucesión increible de arte y belleza, imposible de igerir en el primer momento.

Para llegar al hotel solo es necesario descender la escalinata frente a la cúpula de San Simeón y empezar a buscar el número del vaporetto que hará ese recorrido entre los itinerarios que aparecen en la parada del embarcadero. La espera al másromántico de los transportes públicos es solo el aperitivo de las maravillas que la ciudad nos depara pero sin poder imaginar el banquete de belleza que nos espera.